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«Siempre tuyo», empatía y ansiedad con Abby Jimenez

No lo puedo negar, me encanta leer novelas románticas con el tópico de la relación falsa, sobre todo si detrás de sus páginas se esconde una autora tan querida entre los amantes del género como Abby Jimenez. Cuando me topé en eBiblio con «Siempre tuyo» tuve muy claro cuál sería mi próxima lectura, una historia que entrelaza la amistad y el amor con la empatía y la ansiedad.

La vida de la doctora Briana Ortiz va cuesta abajo. Su divorcio está a punto de oficializarse, a su hermano se le acaba el tiempo para conseguir un donante de hígado y ese ascenso que tanto deseaba va a ir, casi seguro, para ese doctor nuevo que al que ya no soporta. Sin embargo, justo cuando todos los sistemas están programados para el odio, Jacob Maddox le da la vuelta al marcador mandando a Briana una carta. Una que demuestra que Jacob, en realidad, no es el Anticristo.

Bri y Jacob continúan escribiéndose... Y entonces, él decide hacerle a Briana el mejor regalo imaginable, y ella no puede evitar preguntarse cómo va a resistirse a este recién llegado callado y atractivo... especialmente cuando este le pide un favor que no puede rechazar.

En reseñas, en bookstagram, en booktok... los amantes de la literatura romántica no paran de hablar de Abby Jimenez y sus novelas así que, como no podía ser de otro modo, decidí sumergirme en una de sus historias en cuanto tuve la oportunidad. La escogida fue «Siempre tuyo», segunda parte de su saga «Parte de tu mundo» (formada por historias independientes). ¿Cuál ha sido el veredicto? ¿Está a la altura de todo el hype? Pues sí, «Siempre tuyo» no solo ha igualado mis expectativas, sino que las ha superado con creces. 

En un inicio pensé que la historia de «Siempre tuyo» sería demasiado enrevesada, dos personas que apenas se conocen, una donación de órganos no-tan-secreta y una farsa romántica repleta de tensión. Sin embargo, el modo en que Abby Jimenez juega sus cartas ha convertido la novela en una de las lecturas que más he disfrutado en el último año. 

Sin duda, lo que más me ha sumergido en la historia de Briana y Jacob ha sido el desarrollo de su relación. Ciertos comportamientos y el progreso inicial de ésta resultan algo forzados, pero cuando conocemos al entorno de Briana y descubrimos el temperamento de Jacob, la relación va adquiriendo complejidad y realismo. De ese modo, creemos en la dificultad que tiene el recién llegado para relacionarse y hacerse un hueco en su nuevo hospital, y también entendemos por qué Briana es la persona perfecta para ayudarle a conseguirlo. 

Si tuviese que destacar algo negativo, sería el tramo final de la novela. En torno a las últimas 50 páginas hay un giro narrativo con el que no acabé de encajar. Reitera ciertos conflictos ya resueltos y los acontecimientos que lo precipitan parecen llegar de la nada, aunque luego los justifique la autora. Es cierto que este giro entrelaza otro tipo de trauma de los personajes con el que quizá no estemos tan familiarizados, pero creo que se podría haber solucionado simplificando todo lo que ocurre. Por otro lado, y esto es más una preferencia mía que algo realmente negativo, echo en falta algo más de desarrollo en el lugar de trabajo, si tienen o no mucho roce en el hospital y cómo se percibe desde fuera. Salvo un par de comentarios de sus compañeros y los primeros capítulos, no lo visitamos apenas. 

Jimenez pone especial detalle en la imagen que hace de sus personajes, dándoles no solo una sólida descripción física, también consiguiendo gran profundidad emocional con la que se desmarcan de otros protagonistas del género. Como buena pareja de romántica con personalidades opuestas, Briana se convierte en la persona alegre y extrovertida, mientras que Jacob es la viva imagen de la introversión. Sin embargo, lo que destaca más de su forma de ser en ambos casos va mucho más allá de características genéricas y complementarias, como estas. Son la empatía y la fortaleza de Bri, así como la protección que ofrece a todos a quienes ama. Es la ansiedad de Jacob, que le incapacita en ciertas situaciones, contra la que lucha e intenta entender cada día de su vida. Pero, sobre todo, destaca el modo en que ambos se apoyan para resaltar sus buenas cualidades y ayudar al otro en el momento necesario

Este mimo de la autora por "sus hijos" no queda solo evidenciado en los protagonistas, también en las personas más cercanas a éstos. Benny, el hermano de Briana, se encuentra en una situación como poco compleja, y gracias a lo que vemos a través de Bri, podemos entender su razonamiento, el motivo del punto en el que se encuentra y cómo va evolucionando a lo largo de la novela. En lo que a Jacob respecta, nos sumergimos en su entorno que, si bien forma una imagen familiar algo caricaturizada, consigue convencer y regalarnos grandes momentos que nos harán reír constantemente. 

Con «Siempre tuyo» he reído, he llorado, me he emocionado y he sufrido por todos sus personajes. Si me hubiese gustado menos, quizá podría hablar más en profundidad sobre lo que me ha hecho sentir. Para mí: una novela y una autora imprescindible para todos los amantes de la romántica contemporánea

¿Has leído ya la novela? ¿Qué te ha parecido?

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